jueves, 24 de enero de 2013

Ocaso angelino

Parece que los años de buen básket y de celebraciones en la Avenida Figueroa pueden tener sus días contados. La franquicia angelina atraviesa por una de las peores crisis de identidad de su historia, la última desde que en la temporada 2004-2005 se perdieran los playoffs por última vez, algo a lo que se están acercando los actuales Lakers. Lo primero a constatar es la pobre dirección aportada desde el banquillo. Nos quejábamos de que Brown era limitado, pero su sistema con Kobe al mando era más efectivo y daba más rendimiento que el estilo impuesto por d'Antoni. Brown duró 4 míseros partidos, y d'Antoni parece gozar de una confianza infinita, cuando ya ha dado muestras de su incapacidad para conducir esta nave, incluso partes del Staples Center entonaban el famoso canto "We want Phil" ante la atónita mirada de Kupchack y compañía, responsables también ellos de haber ninguneado al pobre Phil, con el que las cosas hubieran mejorado sin lugar a dudas. La última consigna "inteligente" de Mike, fue que Kobe defendiera a los bases rivales, estúpida consigna que motivaba que Kobe se cansar el doble y no pudiera anotar, menos mal que en el partido de Memphis se cambió el registro. El otro gran cáncer del equipo es la pobre actuación del tan deseado DW12, un jugador que está mostrando en LA unas carencias que se le desconocían, lentitud, inseguridad en el juego al poste pero sobre todo malas pulgas y una falta de contención brutal, que se transmite en muchas técnicas por soltar codazos, hablar demasiado y no dejar sus brazos tranquilos al anotar canasta su equipo. De hecho, una imagen típica de esta temporada son sus enganchones con los pívots rivales. Quizás la lesión le sirva de excusa, pero a lo mejor en pocas semanas es historia muerta de los Lakers, su inseguridad y juvenil falta de determinación a la hora de anunciar si renueva o no le ponen en el disparadero para ser traspasado, algo que haría que Lakers cavara su fosa, llegara quien llegara. Howard no se ha adaptado al juego de Lakers, mientras que Kobe y sus chicos han hecho lo posible por integrarlo, después de casi 50 partidos, ya se da por perdida la temporada y lo peor es que la elección de primera ronda la tienen perdida por el traspaso de Bynum, así que ya ven, pintan bastos. Para más tristeza, la relación de Kobe y Howard es inexistente. El equipo tiene buenos mimbres, pero la dirección técnica no ha sabido ajustar las piezas, algo que se ha traducido en derrotas y más derrotas, y la sensación de que cualquier base rival era una estrella o de que cualquier equipo te puede ganar. Kobe y Artest son los únicos que tiran del carro, pero su esfuerzo y el de otros inesperados como Clark, parece que no van a servir de nada. Decía Coach d'Antoni que el pasado domingo en Toronto empezaba la auténtica temporada de Lakers, pues bien, más bien ha seguido la pesadilla, haciendo el ridículo ante uno de los equipos más flojos de la temporada, por no hablar de las siguientes derrotas en Chicago y Memphis. A estas alturas ya nada parece salvar el descalabro lagunero, ni siquiera las otrora grandes actuaciones de Kobe sirven para dar victorias por la pobre defensa del resto del equipo. Las visitas de Utah y OKC en los próximos días pueden ayudar a enterrar a un equipo moribundo en el que sólo Kobe tira de orgullo.

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