lunes, 13 de junio de 2011

Dallas Mavericks, un justo campeón

Los Mavs se han proclamado campeones de la NBA por primera vez en su historia tras derrotar a los Heat de Miami por 4-2. La franquicia tejana ha sido merecedora de tal éxito, nadie lo pone en duda. Durante la temporada regular no parecieron un equipo que tuviera opciones de ganar, más aún cuando uno de sus pilares, Caron Butler, se lesionó de gravedad en una rodilla y no pudo jugar en el resto de la temporada, aunque Rick Carlisle tuvo opciones de forzarle en las finales, no le hizo falta, ya que Dallas era un máquina bien engrasada. Lo de Dallas ha sido el triunfo del pez pequeño ante el grande, como dicen en la NCAA, la "Cenicienta". Nadie esperaba que los Heat fueran derrotados con la suficiencia con lo que lo han hecho los Mavs, más aún cuando los Heat habían arrasado hasta ahora en los Playoffs. Pero Dallas tiene algo más que Miami, es un equipo. Miami es un grupo de tres amigos que se ha juntado para arrasar y ganar anillos dado que ninguno de los componentes del llamado "Big Three", léase, Lebron, Wade y Bosh, eran capaces de liderar a una franquicia a un proyecto ganador y estable, solo Wade lo hizo en una ocasión, precisamente contra Dallas en 2006 y en solitario, ya que O'Neal le ayudó poco. Esta unión de tres jugadores polarizó toda la temporada NBA, se trataba de tres grandes jugadores que no hacían mejor al resto del equipo, un equipo sin juego interior y sin banquillo, que ha fallado en el momento de la verdad y ante un gran equipo. Además, el autoproclamado "rey", no ha estado a la altura de las circunstancias, se ha humanizado en esta final en los momentos importantes (patético verlo delegar responsabilidades al pasar el balón, incluso estando solo, y no asumirlas) y Dallas no ha tenido problemas ante él. Wade y Lebron son grandes jugadores, pero el 90% de sus puntos vienen de entradas a canasta forzando falta( muy consentidos por los árbitros) o mediante mates en contraataque, y no son fiables en el tiro exterior. El resto del equipo es una mezcla de obreros de la liga en el que solo se puede destacar el pundonor de Haslem y pinceladas de Chalmers, el resto, nulo.

Por contra, hablar de Dallas es hacerlo de un señor equipo. Carlisle es el arquitecto de este maravilloso equipo que ha deslumbrado en playoffs tras una temporada regular llena de altibajos aunque brillante. Tras pasarlas canutas con los Blazers tras aquel milagro de Roy, arrasaron sin piedad a unos Lakers insulsos y sin hambre ni intensidad, para después ganar a un equipo emergente y de futuro como los Thunder. Una vez en la final las apuestas estaban todas a favor de los Heat, pero los Mavs sabían cuál era el camino a seguir y la receta a aplicar. Saben jugar un gran baloncesto, buscando siempre el pase extra que permita un tiro abierto, por fuera son letales y por dentro solo Chandler pone la brega. No tuvieron que hacer grandes alardes para tumbar a los Heat, les bastó aplicar los sistemas que aplicaba Doc Rivers cuando los Celtics luchaban contra los Cavs de Lebron, es decir, un cuadrado en zona que limitaba el espacio de los exteriores, en este caso de Lebron y Wade. Esta defensa zonal es muy difícil de atacar y solamente un rápido movimiento de balón y un jugador que pase bien el balón en la cabecera de la zona pueden agilizar el ataque. Pues bien, a Dallas le llevó tres partidos darse cuenta de cómo tenía que jugar a Miami. Los exteriores empezaron a enchufar a partir del cuarto, Barea se pareció al martillo pilón que arrasó a Lakers y Dirk seguía con su recital, aportando en el último cuarto como hacen las grandes estrellas, como por ejemplo en el sexto tras haber jugado tres cuartos lamentables. Le honra el haber percutido sabiendo que los tiros acabarían entrando. Además, Kidd demostró que aquel dicho que dice "Más sabe el diablo por viejo que por diablo" es cierto, y sin tener grandes actuaciones, logró anotar en los momentos importantes y ningún base de los Heat pudo con él. Terry volvió a ser el "Jet" de la semifinal contra Lakers, y solo faltó que Stojakovic jugara como contra los Lakers, pero no hizo falta, y eso dice mucho de la decepcionante serie de los Heat. Chandler fue el único hombre que dio garantías por dentro, garantizando una fantástica regularidad y actuando con inteligencia, con un doble doble en el quinto aseguró la victoria de los suyos. Mención especial para el gran sexto partido de un marginal como Brian Cardinal. A pesar de que los número dirán que solo metió tres puntos, tuvo una incidencia brutal en el devenir del resultado con acciones importantes en el último cuarto, como una falta provocada a Wade en ataque y una gran defensa, acciones que pararon el vendaval de los Beach Boys.

En resumidas cuentas, los Mavs han sido los justos vencedores de este curso baloncestístico 2010-2011 que diría el malogrado Andrés Montes. Para el año que viene contarán con un equipo más potente con el regreso de Caron Butler y podrán seguir aspirando al anillo si siguen jugando como hasta ahora y si están acertados en la línea exterior. Necesitan algún retoque interior para ser aún más temibles. Por su parte los Heat han cumplido a medias con lo que se les exigía. Tenían que ganar el anillo y no lo han hecho por falta de química de equipo, algo que tendrán que trabajar para el año que viene si quieren aspirar a ganar, eso, y algún interior de garantías. Nowitzky ha sido sin duda alguna el hombre de la final, el jugador más desequilibrante de Dallas junto a Jet Terry y el merecido MVP de las finales, algo que le encumbra al oficioso título de mejor jugador europeo de la historia, porque aunque Pau haya ganado dos títulos y disputado tres finales, Dirk es más completo, más letal y decisivo en los momentos claves y tiene más respeto por parte de los rivales y árbitros, algo que Gasol aún no tiene. Lo dicho, se cierra este ciclo NBA y esperamos que el cierre patronal no fastidie la próxima temporada. Desde este blog seguiremos las noticias que las franquicias puedan generar durante el verano y os las contaremos.

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