En Wembley pudimos asistir a la confirmación del Barça de Pep Guardiola como uno de los mejores equipos de la historia, un equipo hegemónico que sumaba su tercera Copa de Europa en seis años. El equipo español llevaba toda la temporada haciendo un juego impresionante, demostrando que lo que lleva consiguiendo desde hace tres años no es flor de un día, sino de mucho trabajo, sacrificio y actitud grupal. Aprovechando el momento de indefinición futbolística que vive Europa desde hace algún tiempo, el Barça ha conseguido su cuarta Copa de Europa y ya puede ser considerado como uno de los grandes de la historia de la máxima competición a nivel de clubes. Con esta cuarta copa se queda a una del Liverpool, estando el Milan y el Madrid más lejos. La maravillosa generación de futbolistas del Barça, con los Xavi, Iniesta, Messi, Puyol o Piqué, tiene un recorrido de al menos tres-cuatro años más, con lo que es posible pensar que puedan ganar alguna otra Copa de Europa. Sin duda alguna, el entrenador y el estilo de juego ya lo tienen definido, y el equipo juega de memoria. Sus máximo rival debería ser el Madrid de Mou, el único que hasta la fecha le ha sabido jugar, aunque es posible que las grandes inversiones de equipos ingleses o rusos puedan traer otros rivales.
En la final de este año, el Manchester fue aplastado. Su técnico, Sir Alex Ferguson, apostó por un juego valiente, distinto a lo que habían hecho muchos equipos ante el Barça intentando ser fiel a su estilo, y la jugada le salió mal. Las dos líneas de cuatro en defensa no estaban bien conjuntadas, y la defensa era un coladero, por no hablar de Van der Sar, en su partido de despedida. El único argumento del equipo "red" era mandar pelotazos para ver si Rooney o Chicharito eran capaces de meter alguna, y así replegarse atrás, poca ambición para poder tener opciones de ganar. Pero el Barça estuvo genial, con un movimiento de pelota veloz y directo ante el cual no pudo hacer nada el once inglés. Messi, Pedro y Villa se encargaron de aniquilar al Manchester y demostraron que mientras tengan hambre e ilusión, podrán ganar más Copas de Europa para el Barcelona. Ahora falta ver si el arquitecto del proyecto sigue en Barcelona o decide irse al Chelsea, de todas formas la esencia del juego y la ruta a seguir están ya marcadas, un fútbol alegre y de toque para evitar correr más de la cuenta, una presión asfixiante desde arriba, y un movimiento veloz para superar al rival por velocidad. Mientras sigan jugando así, el equipo tendrá opciones de seguir agrandando su palmarés.
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